Sábado 07.08: Ride de la Chaparra, 52 km

Después de dos meses de no sabadomasoquistear, ya era hora de volver a vivir una vida digna, además había acumulado muchas tarjetas amarillas y temía por mi integridad física si faltaba otra vez.

Salimos unos 15 élites, listos para subir las montañas más altas y cruzar los ríos más bravos.  No obstante, se optó por el clásico ride de la Chaparra, subiendo a los Cartagos por cafetales y finalmente por una cuesta empinada y técnica, y bajando por calle hasta Heredia.  Es un ride corto y suavecito que hemos hecho mil veces, pero también es un ride lindo con algunos tramos interesantes, así que cero quejas.

A los 10 minutos perdimos el primer soldado, Juanpa, debido a una falla mecánica.  Nada se podía hacer, pero el próximo sábado debe hacer dos rides para compensar.  De ahí a Carrizal no hubo ningún evento fuera de lo normal, excepto una caida debido a lo jabonoso del terreno y una chiquita en apuros.  Para este último evento, Pepe llegó al rescate y reparó la cuadra de la güila, sin cobrar pero no sin echarle un ojo a la pobre niña.

Por Carrizal perdimos a otro par de soldados, Mike y Mau, no tuvieron problemas mecánicos sino de vagancia, lo menciono porque pienso que es importante que el pueblo sepa. 

Después de una parada técnica, a lo que vinimos; a subir la cuestota entre Cerrillal y los Cartagos.  Es una cuesta difícil de subir hasta en verano, y más ahora en invierno, con zanjas, piedra suelta y suelo jabonoso además de una pendiente considerable de hasta 26%.  No es cualquiera el que sube ahí, hay que tener una combinación sobrenatural de aire y técnica.  Yo no lo logré hoy tampoco, faltando la mitad de la cuesta tuve que escoger entre zanja + jabón o zanja + un montón de piedras, opté por lo primero y no hubo agarre, mejor me quedé tomando fotos.  Un par de minutos después, Pepe me pasa montado como si nada, y según él, subió toda la cuesta montado.

Apenas terminamos la cuesta, empezó el aguacero, a las 11.47 de la mañana, es una barbaridad, no se puede vivir así, para echarse un ride decente y sin aguacero hay que salir a las 2 de la madrugada, pero entonces cuándo hay tiempo para cervecitas?  Es demasiado complicado organizarse cuando la madre naturaleza jode de esta manera; me parece injusto.

En fin, llegamos empapados pero felices a Heredia con 52 km y zapatos limpios en las piernas, y hasta la prox. aventura ciclística.