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Bueno, señores, estamos de vuelta. Después de un tiempo prolongado de explorar trillos cerca del polo norte, nos dimos cuenta que la zona no es apta para el ciclismo. Eso se debe a un frio de las mil y treinta putas y, principalmente, la falta de considerables cuestas. Por dicha, el gobierno de Costa Rica solucionó los dos problemas hace rato, por lo que solicitamos asilo político en este país.
Una delegación oficial nos recibió, y aunque fue menos numerosa de lo diplomáticamente correcto, resultado de una grave epidemia de vagancia, los delegados que sí lograron levantarse hicieron un trabajo formidable. Juanpa nos guió hasta el punto de encuentro con el baquiano oficial, Ale Murillo, quien a partir de ahí impuso un ritmo monstruoso que terminó por destruir completamente el organismo nórdico.
Este hecho se puede explicar de múltiples y variadas maneras. El viaje largo y cansado, la falta de práctica, que mi cleta no tenía llantas, que me habían drogado antes de salir. Pero sobre todo decidí quedarme atrás por un interesante proyecto artístico que estamos llevando a cabo, el proyecto se llama Espaldas. Beneficiará a los niños pobres.
En fin, llegamos al bendito volcán, doblamos a la izquierda por el portón y bajamos por donde baja la famosa tercera etapa del Reto de los Volcanes, ya la hemos hecho dos veces con resultados más o menos catastróficos, pero ésta vez nuestro baquiano nos iba a llevar por un atajo, completamente pedaleable.
Todos los grandes desastres en la historia de la humanidad tienen su orígen en esas palabras; "atajo" y "pedaleable".
En algún momento nos desviamos a la derecha para encontrar el pasaje secreto, y al principio todo estuvo bien. Vistadas, trillos, pedaleabilidad. Pero poco a poco se hizo evidente que el chancho ya había pasado por ahí. El y su manada de chanchos, todos muy chingos, habían pasado el invierno preparando el trillo para nuestra llegada. Barro resbaloso, zanjas, ramas asesinas, raíces traicioneras, guindos. Lo único que faltó fue la lluvia tradicional, que no llegó sino hasta cuando estabamos tratando de descansar en el parque de Grecia. Aay, qué rico descansar. Plop. A pesar de los esfuerzos chanchales y el estado preocupante de algunas piernas, el ride está bonito, habrá que volver a intentar en pleno verano.
El resto de la historia es conocida; bocas y cervezas iban y venían, comidas fritas volaban etc, y el carro escoba nos recogió para llegar a casa a las 6 pm, cansados pero felices con 62 km en las piernas, y hasta la próxima aventura ciclística.
Me caguennah yo me enbicie después de llegar a Puerto Rico. Viví en CR dos años, del 2009 al 2010. Estoy gozando leyendo el blog; está buenísimo Regreso a CR en unos meses próximos pero no creo que no salga de Chepe dado compromisos académicos (estoy haciendo un pos grado en la UCR). Quisiera saber si hay disponibles tours o alquiler de MTB's en las áreas circundantes a San José o si resulta mejor incurrir en el gasto de traerme conmigo mi propia bicicleta. Bueno, felicitaciones por el blog.
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