Hace rato que no vamos a ninguna recreativa, Bocinante y yo; Bocinante siempre se queja del montón de gente estorbando por absolutamente todo lado, y a mi también me hace nervioso andar en molote entre gente que muchas veces tiene más ganas que habilidades. En las cuestas hacen las maniobras más extrañas, simpre con el mismo resultado; que todo el mundo se tiene que bajar de la bici, y en las bajadas peor, soltando los frenos y rayando en curvas, como si fueran taxistas borrachos. Igual decidimos ir a la recreativa de Cerro Dantas, un evento con buena fama de las cinco ediciones anteriores.
Me desperté 45 minutos tarde, con dolores extraños por todo el cuerpo resultado del ridecito a Puriscal el día anterior. En realidad no estaba en condiciones para andar en bici, pero Bocinante ya estaba lista, dando brinquitos por la puerta; estaba muy emocionada y no quería desepcionarla. Salimos antitos de las 9 de la casa, un sprint de unos 5 km para llegar a San Rafael, llegamos justo a tiempo para la salida oficial. Bocinante feliz, pudo ir de primera detrás de la ambulancia unos 30 segundos hasta que aparecieron los mordidos, los que gastan toda la energia en los primeros 10 minutos, y los chiquillos de 14-15, siempre hay chiquillos en las recreativas, todos son flaquísimos y andan en licra, tienen cletas un poco grandes para que les rinde por lo menos un par de temporadas, siempre estan muy, pero muy serios y por lo general tienen narizes gigantescas. Lo de las ñatas no sé a qué se debe, si es un asunto de aerodinámica, si es que no pueden jugar fútbol porque la nariz les estorba y por eso deciden mejor dedicarse al ciclismo, o si simplemente es una coincidencia, pero es un hecho observado y comprobado, y si alguien tiene una buena explicación me encantaría escucharla. También puede ser que yo esté resentido porque los pequeños ñomos andan mejor que yo, y por eso invento cosas.
De repente apareció un camión con una banda, algo muy exótico y bastante festivo, Bocinante quería ir a buscar una licorera, sombreros alegres, monos disfrazados y un grupo de enanos de una vez, pero la regañé y dije que tenía que esperar hasta que terminaramos la recreativa por lo menos, lo que causó problemas mecánicos de todo tipo los próximos 10 km.
Luego de dar unas vueltas por San Rafa centro, a lo que vinimos; lastre y cafetales. La primera cuestita con unas piedras sueltas, un despiche completo como era de esperar, alguien se bajó pero no se quitó del camino, los veinte que venían atrás tambien se tenían que bajar, luego cincuenta más que venían a toda velocidad gritando DERECHA! IZQUIERDA! CENTRO! Molote y maldito Mojarra, igual que siempre.
Después estuvo más tranquilo, más campo para todos y menos estrés. La ruta estuvo bien diseñada; lastre, cafetales, uno que otro trillo, poco asfalto. No estuvo demasiado exigente; subidas y bajadas suaves y poco técnicas. Con la exepción de una parte de la ruta larga después de Concepción, una cuesta de lastre tan empinada como eterna, con un calor impresionante, ya se veía ciclistas medio muertos, suspirando, empujando las cletas lentamente. Después una bajada de miedo; calle de piedras y algunos huecos sorpresivos, otra vez muchos decidieron mejor bajarse de la cleta para estar seguros de llegar vivos.
Aparte de eso, no hubo mayor sorpresa. La ruta estuvo agradable y bonita, aunque no tuvo enormes emociones. Pero me imagino que la ambición no era hacer una ruta muy técnica y espectacular de las que matan la mitad de los participantes y da pesadillas a los demás, sino algo que hasta un principiante puede sobrevivir, nivel 5-6 según mis cálculos.
El ambiente estuvo agradable, todo el mundo parecía contento, la señalización estuvo perfectamente entendible, la asistencia no sé, porque no paré en los puestos oficiales. En Getsemaní me topé con otro sabadomasoquista temporalmente recreativizado, Juan Pablo, escondido en una esquina de la pulpe reponiendo maltas, supuestamente por el calor. Como él es experto en nutrición, hubiera sido irresponsable de mi parte no seguir su ejemplo. Después seguimos hasta San Rafa y la meta; Bar Allan. Un buen chinchorro donde vendían Cervezas Merecidas™, justo lo que ocupabamos después de unas tres horas de tostazón. Así que la historia tuvo un final feliz y dos ciclistas aún más felices.
El ambiente estuvo agradable, todo el mundo parecía contento, la señalización estuvo perfectamente entendible, la asistencia no sé, porque no paré en los puestos oficiales. En Getsemaní me topé con otro sabadomasoquista temporalmente recreativizado, Juan Pablo, escondido en una esquina de la pulpe reponiendo maltas, supuestamente por el calor. Como él es experto en nutrición, hubiera sido irresponsable de mi parte no seguir su ejemplo. Después seguimos hasta San Rafa y la meta; Bar Allan. Un buen chinchorro donde vendían Cervezas Merecidas™, justo lo que ocupabamos después de unas tres horas de tostazón. Así que la historia tuvo un final feliz y dos ciclistas aún más felices.
En resumen, una muy buena recreativa nivel 5-6 con una ruta bien pensada y señalización adecuada; le doy un 8/10, vuelvo el otro año si Bocinante lo permite.