miércoles, 30 de septiembre de 2009

Joyas del Archivo:
Cerrillal, Acosta - Parrita, Bahía Drake, Poás, Guanaride, Nosara

Cerrillal - Cinco Esquinas, mayo 2009:
Subimos hasta Los Cartagos por calle, de vuelta se me ocurrió que era buena idea bajar para llegar a Cerrillal, y de ahi seguir la ruta de la recreativa de Carrizal para llegar a Cinco Esquinas. Esa recreativa la había hecho unos meses antes, y más o menos me acordaba cómo era la ruta. Claro, en esos meses ya habían puesto perros bravos, alambre de púas por doquier, múltiples vacas y un toro gigantesco y, sobre todo, hubo múcho más vegetación y un buen derrumbe. La foto la tomó un compa gringo al salir de una impresionante jungla de cosas que picaban y ardían; las piernas llenas de cortes y ampollas, sangre y garrapatas. Se suponía que yo era el guía local que conocía la zona de Heredia, no sé si el compa se dió cuenta que eso no fue tan cierto. Igual creo que ha visto peores cosas, me mandó el link a una competencia que hizo, donde los organizadores informaban parte de la ruta podía ser peligrosa ya que era prohibido portar armas de fuego..

Acosta - Parrita, diciembre 2008:
Éste fue mi primer ride largo, aunque antes de ir pensé que ya había hecho varios rides bastante largos, como Heredia - Birrí y Heredia - San Rafael. Tenía cuatro meses de salir una o dos veces por mes; mi primera cleta desde que tenía 15 años la había comprado en agosto. Era una buena cleta para principiantes porque era re barata, pero no tan buena para este tipo de rides. Piñon de 7, horquilla marca patito, pedales "normales" y, sobre todo, falta de buen mantenimiento. Lo había dejado en Ciclo Arguedas aqui en Heredia para el tune-up, asi que fui a hacer el más duro de los rides al pacífico con una suspen que ya no trabajaba, cambios que sólo cambiaban cuando no deberían, un asiento que bailaba por todo lado etc. Eso sí, la cadéna quedó limpiecísima, como nueva.
No obstante, el ride estuvo excelente, un frío casi nórdico al principio, luego un calor infernal, cuestas interminables y bajadas escalofriantes, y sobre todo muy buena compañía; todos los ingredientes necesarios para hacer un buen ride.


Bahía Drake, enero 2009:
Aunque el viaje a Drake era menos para hacer ejercicio que para tomar cervecitas en la playa, logré escaparme un par de veces para explorar el area. Primero con Andreas, un amigo noruego que andaba visitando; nos fuimos hasta la entrada del parque que queda a unos km de Los Planes. El segundo día fui sólo, porque el mae estaba ocupado en su proyecto de mujeriego, esta vez doblé a la derecha en el cruce de los Planes y terminé en Playa Rincón, solito; muy diferente a Jacó y Manuel Antonio y ese tipo de huecos.
Dos rides bastante suaves en kilometraje y altimetría, pero duros por el calor. Como casi no hay carros por ahi, debido al pésimo estado de la carretera, es perfecto para andar en bici.


Volcán Poás, febrero 2009:
Por alguna razón me desperté a las 5 am ese día, y como el día de repente tuvo seis horas más de lo normal, decidí salir a explorar un poco. Me fui por el lado de Carrizal, lo bueno de ir por ahí es que uno puede seguir hasta estar medio muerto, ya que de regreso es pura bajada.
En Carrizal todavía me sentía decentemente bien, así que decidí seguir un poco más, pero en Cinco Esquinas la calle estaba cerrada por lo del terremoto. Igual el mop del MOPT me dejó pasar, y llegué hasta antitos de Los Cartagos, donde un güila con chaleco me paró y me explicó que la calle que antes había seguido más alla de ese punto en el universo, ya dejó de existir hace varias semanas.
Me agüevé, porque todavía era temprano y mis piernas estaban como nuevas. El chalecudo me explicó que había un atajo para llegar a Fraijanes, así que me metí por ahí, e inmediatamente salieron unos cinquenta perros de una casa, furibundos, entonces proseguí disparado, y decidí no devolverme por ahí.
A pesar de algunos derrumbes en el camino, llegué sin mayores problemas a un lugar que, según entiendo, simplemente se llama Montaña, y ahí me equivoqué en un cruce. Pregunté a un lugareño cómo salir de ahí, y me dijo que antes había un atajo para llegar a Varablanca, pero que había quedado feo con el terremoto, mejor devolverme y seguir hacia Fraijanes.
Pero como soy terco y detesto devolverme, decidí ir por el atajo, igual el señor dijo que solo era una parte la que estaba feílla.
Después de una hora tratando de pasar por todos los árboles caídos del mundo, dejé la bici colgando en una rama y subí una cuesta a pie para ver cómo andaba el asunto. Si había progresado 300 metros era mucho, y no se veía el final del molote, parecía un juego de palos chinos completamente fuera de control. Igual no quería devolverme, qué pereza, pero seguir era imposible, entonces fui por la cleta y la subí por la parte derrumbada y sin árboles hasta llegar a una especie de gallinero y de ahí a la calle. Finalmente encontré la calle para ir a Fraijanes, a un brinco del Poás, y ya que la hicimos negra, hagamosla trompuda.
Llegué exhausto al volcán, pero llegué, por supuesto estaba nublado y no se podía ver nada. Para no tener que devolverme por donde estaban los perros y los derrumbes, decidí buscar la calle que lleva a Carrizal, aunque no la conocía. Pregunté por ahí, y me dijeron que había que doblar a la izquierda después del super tal y tal. A los diez segundos se me olvidó el nombre del super, y así fue cómo terminé doblando un poco antes de lo debido, subiendo por Cerrillal hacia los Cartagos, una calle tan impedaleable como interminable.
Cuando terminé de subir la cuesta ya estaba medio oscuro; tuve que bajar mamado, llegando a Birrí ya estaba de noche. Llegué a la casa como a las 7; más de 12 horas y 100 km en cleta. No he vuelto a hacer esa ruta.
Bocinante II disfrutando la vista entre los Cartagos y Fraijanes

Bocinante II disfrutando la vista; Volcán Barva en el fondo

Bocinante II descansando

Bocinante II disfrutando la vista del cráter

Parte de la cuesta de Cerrillal

Guanaride, 4ta etapa, Sámara - Playa Tambor, junio 2009:
Hace rato tenía ganas de conocer la parte de la Península que va de Sámara a Sta. Teresa, y viendo que el Guanaride iba a pasar por esos lados me fui con Bocinante en el Bus a Nosara, y de ahi me fui en cleta hasta Sámara.
Como buen deportista me nutrí con cerveza y pizza, parte de la cual también fue mi desayuno el día siguiente; el desayuno del hotel era de 8 a 10 y tuve que salir antes de eso.
Ya que fui de pirata - no iba a pagar $1300 por conocer una calle pública - tuve que ir con todo el equipaje en la espalda; bulto con herramientas, hidratantes, comida, uniforme extra, ropa formal para cenar, chancletas, bloqueador,yunque, etc; más de lo que se recomienda llevar para un ride de 100+ km en 30-35 grados.
Salí un poco después del molote para no estorbar a la gente honesta que había pagado para participar, y para mi gran sorpresa iba pasando a un montón de gente, después de la primera cuesta larga ya sentí que había rayado una cantidad de ciclistas equivalente a la población de México. Entonces empezaron los delirios de grandeza. Para qué considerar que esa gente a) ya tenía tres etapas en las piernas y b) sabía cómo disponer sus fuerzas en un ride tan largo. Traté de mantener la velocidad promedia entre 20-25 km/h, poniéndole en las cuestas y jugándomela en las bajadas. Todo iba bien el primer par de horas, subí la cuesta de la Soledad sin problemas y me estaba divertiendo enormemente, pero unos km después del segundo puesto de asistencia me caí en una bajada, una combinación fatal de velocidad excesiva, piedras, zanjas, una curva sorpresiva, frenos delanteros y pésima técnica; salí volando, literalmente, por dicha Bocinante aterrizó encima mío y salió ilesa, pero yo no tanto. Un par de minutos después llegó un ciclista que me ayudó a levantarme, luego el carro escoba me llevó un par de kilómetros hasta toparnos con un señor que andaba chunches de primeros auxilios. Me limpió algunas de las heridas y me puso una venda en el codo, y ofrecieron, muy amablemente, llevarme hasta Tambor, pero aunque no me da vergüenza ir de colado, no me parece correcto usar los servicios de la organización. Además estaba eufórico porque estaba vivo y aparentemente no había quebrado nada; decidí terminar lo que había empezado, de todos modos solo faltaban unos 60 km, lo que es un brinco.
Hice una parada en una pulpe por Coyote, compré alcohol y algodón para limpiar el resto de las heridas, comí un banano y llené el polarpack. Después otra parada en la cruz roja para limpiar bien y poner vendas, de ahí faltaban unos 40 km y de parar tanto y no comer bien, más el calor del mediodía, ya andaba mal. Por dicha habían dejado un montón de cuestas para el final, para no llegar descansado al hotel.
Tengo un truco que me ha ayudado muchas veces en situaciones de cansancio total; visualizo la cervecita que me espera en la meta, y así fue cómo salí del monte, aunque más muerto que vivo. En Tambor tomé la decisión ejecutiva de desplazar la meta un poquito y tomarme la birra en la playa. El bartender tardó un poco más de lo necesario en darmela, pero era bien fría, y... horror de horrores! La venda no me permitió doblar el codo lo suficiente para acercar la botella a la boca abiertísima/ trompa extendida. El segundo que duró entre darme cuenta de eso y recordar que tengo dos brazos fue el segundo más horripilante de todo el ride, y posiblemente de mi vida. Ahora, meses después, todavía estoy a punto de llorar sólo pensándolo.

Última foto que tomé con la vieja cámara, que se despichó en la caída media hora después. Nótese la sombra en la foto, si han visto la película "The Omen" saben que Lucifer estuvo involucrado en el accidente.

Nosara, agosto 2009:
Nosara es un excelente lugar para ir de vacaciones con la bici; no hay mucho carro, las playas son bonitas, y hay un montón de destinos de interés para el ciclista fiebre. Todo el mundo conoce el lado de Sámara, y el ride entre los dos lugares es bien bonito, pero en lo personal prefiero irme hacia el otro lado, pasando Ostional para llegar a playas como San Juanillo y Marbella. También es un brinco a Junquillal y Avellanas. Otro ride muy interesante es el que sube hacia Santa Cruz (cuestas!!), aunque sólo pude hacer unos 22 km de ese, ya que se me acabó la comida y el agua y no hay pulpes en los "pueblos" que aparecen en el mapa.

lunes, 28 de septiembre de 2009

La Conquista del Maquenque

Conquista del Maquenque + i/v Chiles - Veracruz: 92 km

Fuimos Christian, Esteban, Roberto, Kenneth y este noruego a conquistar el Maquenque. Como buen ciudadano llegué prácticamente a tiempo, a pesar de haber dormido mal por un pleito entre unos huéspedes en el hotel; el clásico del mae borracho y la doña histérica ("yo tomo guaro... porque soy HOMBRE!").
En fin, ya habían llegado los otros chiquitos, estaban armando las bicicletas. Aparentemente habían desarmado hasta el piñon para poder llevar todo, asi que terminamos saliendo un poquito más tarde que el resto de la pelota, como a las 9:00.

Después de unos 10-15 minutos vimos las espaldas de la retaguardia, y pensé que con eso nos ibamos a conformar, tal vez podríamos rayar uno que otro lesionado pero siempre yendo al suave, asi que saqué la cámara y tomé un par de fotos, como lo haría todo buen turista. Cuando guardé la cámara vi que Roberto y Kenneth estaban en el horizonte, apenas visibles, Roberto en posición aerodinámica y las piernas de Kenneth como una batidora; parecía un muppet drogado. Tuve que darle lo más duro que pude unos 10 minutos para alcanzarlos, y con lo que me quedó de aire traté de sugerir un ritmo más suave, ya que estabamos perdiendo a dos soldados ahi atrás, y el mensajero tampoco estaba en la mejor posible de condiciones. Kenneth me volvió a ver con cara de loco y me explicó que tenía un pique con un mae más adelante. Hasta ahi llegó el concepto de paseito en grupo; por supuesto que había que perseguir a ese desconocido, y así fue cómo perdimos a dos valientes.

En fin, durante los próximos 40 km andaba persiguiendo a Kenneth, a cada rato desaparecía, en los puestos de asistencia yo paraba para tomar un poco de agua y comer - o por lo menos oler una fruta- y de repente se veía una nube gris a los 600 metros. Un par de ciclistas bloqueando el paso por un par de minutos, y ya estaba a un kilómetro y yo tenía que darle durísimo para alcanzarlo. Una parada técnica en el río para quitar el barro de la cleta, y ahí la batidora subiendo la cuesta, pateando una pobre señora para que se quitara del camino y escupiendole la cara a una niña de 3 años con los brazos enyesados porque no le estaba aplaudiendo con suficientes ganas.

A Roberto lo perdimos después de unos 30 km, aparentemente se le estalló una llanta en algún momento (por dicha no nos dimos cuenta, seguro que Kenneth lo hubiera ejecutado para evitar atrasos), y al piquero que desató toda la furia aparentemente lo pasamos antitos del segundo puesto de asistencia. A mi no me queda claro quién fue, ni si él sabía que hubo pique. Tampoco estoy completamente convencido de que el hombre realmente existió.

Ya en el último puesto de asistencia finalmente descansó un poquito el señor Kenneth, y me dió la impresión de que estaba medio harto de cletear, pero a estas alturas ya no hubo misericordia, sobre todo si él llevaba 50 km tratando de matar a un pobre e inocente noruego. Sabiendo que me esperaba no una, sino varias cervecitas bien frías apenas llegara a la meta, subí las últimas cuestas como si fueran bajadas, y en los planos era como si anduviera en moto. Bueno, así lo interpreto yo, muy humildemente. La mejor noticia del día fue que llegamos justo antes del baldazo; el barro rojo que para mí era lo más sabroso del ride - bastante seco y duro para mantener una buena velocidad, pero lo suficientemente húmedo para tener buen agarre - aparentemente se convirtió en arena movediza con la primera gota de lluvia; los que llegaron más tarde parecian unos Golem bien agüevados, y ni hablar de las cletas.

Nosotros duramos unas 3:10 horas conquistando al Maquenque; la ruta estuvo muy plana, a mi en general me divierte más cuando hay muchas cuestas y algunas bajadas para que no sea monótono. También hubo mucha piedra, lo que cansa mucho, sobre todo en los brazos y la espalda. Las partes onduladas y con barro estuvieron excelentes, y la organización impecable desde todo punto de vista. Quiero destacar la iniciativa de vender birras en la meta, eso debería ser obligatorio en toda recreativa.