domingo, 8 de noviembre de 2009

Domingo 08.11, 90 km:
Heredia - Alajuela - San Pedro de Poas
- Recreativa Faldas de Poas -
Sabanilla - Carrizal - Heredia

En este momento no hay energía para ponerse poético, pero en resumen fuimos Juan Pablo y este noruego, salimos en cleta de Heredia a las 7, llegamos a San Pedro de Poás como a las 8.30, a tiempo para inscribirnos y ver el despiche más grande que se ha visto en una recreativa en tiempos modernos. Cientos y cientos de carros, por todo lado, una presa perfecta, y ciclistas contribuyendo al desorden bloqueando la vía y metiendose por doquier.

Cuando salimos antitos de las 9 (un aplauso por la puntualidad de la organización), el despiche estaba igual o peor, no se movía. Un grupo de unos 10-20 ciclistas logramos seguir el carro de la policía, el resto se quedó atrapado en el caos, que incluía el carro de los bomberos bloqueando cualquier posibilidad de paso.

Ibamos tranquilos, nada de perseguir ciclistas imaginarios ni escuchar los consejos de Bocinante. Los que querían pasar lo podían hacer sin miedo de recibir un balazo en la espalda, pura paz y tranquilidad. Ya habíamos logrado la principal meta de cualquier recreativa, que es la de no quedar atrapado dentro del montón de gente, sin posibilidades de ir a un ritmo decente ni subir las cuestas montado,pero con posibilidad de quedarse sin frutas.

Hay que admitir que la ruta larga de casi 40 km estuvo bastante ruda para ser recreativa, después de 10 km vimos el primer ciclista convertido en peatón, luego aparecieron los acalambrados, los caídos y los deprimidos. Y eso que salimos primero, nunca vimos el sufrimiento de los principiantes, los gorditos y los mal entrenados de la retaguardia. Me imagino que más de uno no pudo terminarla; además del montón de cuestas estaba bastante técnica la ruta. Tras de eso empezó a llover, semejante baldazo, algo jamás antes visto. Nosotros ibamos saliendo del último puesto de asistencia cuando empezó, pero el cielo no se abrió completamente hasta que llegamos a San Pedro. Ahí nos escondimos debajo del techo de la bomba esperando una oportunidad para hacer un sprint al bar más cercano mientras veíamos pasar otros ciclistas menos afortunados, algunos aprovecharon para lavar la bici con el agua que caía de los techos y las canoas; mejor que una manguera.

Tristemente, tuvimos que tomar dos birritas en el bar, porque no quería parar de llover. El cocinero nos regaló una buena sopa de pescado para mantenernos vivos mientras tanto, seguro le dio lástima ver ese par de borrachos sucios temblando y chorreando agua. Cuando finalmente pudimos salir, todavía llegaba gente; gente realmente empapada, embarrealada y agüevada que seguramente ni siquiera había tomado sus cervecitas todavía.

Decidimos devolvernos por Carrizal para terminar el ride con una buena bajada, lastimosamente había que subir bastante primero. En realidad no es nada del otro mundo, pero ya cansados, fríos y mojados se hizo larguillo. Llegamos a Heredia cansados pero felices, Juan Pablo no tan feliz porque tenía que seguir hasta San Isidro; terminó haciendo mínimo 110 km, los más vagos y noruegos del grupo solo hicieron 90.

En fin, una excelente recreativa desde mi punto de vista; una ruta espectacular y bastante difícil, la señalización impecable y la asistencia muy buena. Habría que preguntarles a los que todavía estaban haciendo fila a las 9; una fila de 3-400 metros que no se movía, y a los que estaban en el monte durante el diluvio, qué les pareció la experiencia. Yo diría que salados.

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