Otra vez nos fuimos para el Humo, un clásico con gran potencial de variaciones chanchísticas. La división documentadora de la empresa sabadomasoquista ya se había mandado por el Humo nada menos que tres veces antes de emprender este cuarto, pero no último, viaje. Hace dos años nos fuimos por un atajo apropiadamente nombrado Infiernillo, luego hasta Turrialba como prólogo antes de la sobrepoblada recreativa Reventazón, y finalmente hicimos un intento de asustar a nuestra filial uruguaya con el Chancho Turrible.
Esta vez nos tocó seguir la ruta clásica, o sea devolverse por asfalto después de Tucurrique, nada de atajos aunque Don Jorge, representante honorario del Chancho, intentó mandarnos por Infiernillo. Cuando algun pobre tostado le preguntó qué ruta sería mas gentil con sus pobre piernas, no dijo "fijo es más fácil subir por asfalto" sino que empezó a inventar ventajas de mandarse por el Infiernillo. Nos pintó una imagen de un paraíso con sombra refrescante, cervezas frías, cuestas cortas y con poca pendiente, y sin carros, mientras subir por asfalto implicaría jugarse la vida con carros asesinos por doquier, un sol tostador y cuestas realmente bravas.
Para suerte de la humanidad, varios ya conocíamos el atajo y sabíamos que nos estaba cuenteando, además habían indicaciones de que Don Jorge había salido la noche anterior para llenar las cuestas de cocodrilos para terminar de asegurarse de que nadie saliera vivo de ahí.
Terminamos subiendo por asfalto y no es nada del otro mundo, unas cuestas feíllas al principio y después prácticamente todo es bajada hasta llegar a Orosi, donde coincidentalmente nos esperaban unas cervecitas y un sabroso almuerzo en el Tapantí Media Lodge, patrocinador oficial de la Vuelta al Humo.
En resumen, un ride exitoso sin apariencias chanchales fuera de normal. Se está programando otra vuelta al Humo para enero; si el Chancho lo permite quizás hasta se podría dar una vuelta por Grano de Oro, ya que de todos modos queda cerca.
Para suerte de la humanidad, varios ya conocíamos el atajo y sabíamos que nos estaba cuenteando, además habían indicaciones de que Don Jorge había salido la noche anterior para llenar las cuestas de cocodrilos para terminar de asegurarse de que nadie saliera vivo de ahí.
Terminamos subiendo por asfalto y no es nada del otro mundo, unas cuestas feíllas al principio y después prácticamente todo es bajada hasta llegar a Orosi, donde coincidentalmente nos esperaban unas cervecitas y un sabroso almuerzo en el Tapantí Media Lodge, patrocinador oficial de la Vuelta al Humo.
En resumen, un ride exitoso sin apariencias chanchales fuera de normal. Se está programando otra vuelta al Humo para enero; si el Chancho lo permite quizás hasta se podría dar una vuelta por Grano de Oro, ya que de todos modos queda cerca.