miércoles, 5 de mayo de 2010

01-02.05: Jicaral - Tambor - Coyote, 136 km

Sábado 01.05: Jicaral - Tambor
Distancia: 67 km
Tiempo: 3:20 horas
Promedio: 20 km/h

Por razones que todavía no comprendo muy bien, me encontré en Jicaral a la una de la mañana del sábado, algo sorprendente, ya que el plan era sabadomasoquistear el sábado, como dios manda, e ir a Paraíso el domingo para hacer la Clásica.  Pero resultó haber un campo en el Docmóvil y ya habían reservado hoteles y todo.  Para salir de Heredia fue todo una odisea, muchos problemas con el ciclo, lo que me atrasó y además casi me convertí en el Hulk.

Entonces llegamos a Jicaral a la una y resto de la madrugada, el gerente del chante muy amablemente nos estaba esperando, con birras frías y todo.  A las 6, después de dormir dos horas, a levantarse, comer un poco de pinto con sabor a jabón, y listos para la cleteada.  El plan original era ir a lo chancho chingo, buscar una manera de llegar a Tambor por dentro, y no por la calle principal.  Yo ya tenía todo fríamente calculado, ibamos a cruzar la peninsula hasta llegar a Río Frío, y de ahí seguir la ruta marcada del Guanaride hasta Cóbano, y de ahí a Tambor.  

Lamentablemente había dejado el mapa en la casa, por lo que me resultó difícil vender la idea a los demás, y ya que ibamos con carro de asistencia propio, el grupo votó por ir con el resto de la gente por la ruta de la recreativa, para evitar que una serpiente gigantesca de la selva tropical se comiera el carro.  

Empezamos dándole relativamente duro hasta Naranjo aproximadamente, nos reagrupamos en el primer puesto de asistencia, donde hay que aplaudir la buena intención de la organización, ya que nos dieron un plato con frutas.  Lastimosamente estaban congeladas e imposibles de comer, pero no importa, llevabamos comida propia.  Cuando proseguímos, el doc jaló primero, y no se dio cuenta que Memo había estallado; esa fue la última vez que lo vimos.  Además de este y otro pinchazo, Juanpa tenía problemas con los platos y por supuesto había que hacer varias paradas técnicas para enmaltarse.  Durante una de estas paradas en Paquera, decidimos turistear un poco, por lo que cuando llegamos a Curú entramos al parque.  Ahí resulta que hay varios trillos bastante divertidos para andar en cleta, y no había nadie, por lo que Curú recibe el premio de la mejor sorpresa del día 1.  

Después de pasar un rato agradable en la playa, me senté en un barquito para ponerme los zapatos, y de repente vi un animalito caminando en la playa, cuando se acercó más me di cuenta que era un venadito, traté de no moverme para no asustarlo, y se acercó más hasta que estaba a la par, chupandome las piernas.  Seguro tenían sal del mar, cosa que me imagino que es para venaditos lo que la cerveza es para mi, o tenía pulgas en la lengua y quería deshacerse de ellas, no se, tal vez simplemente había perdido una apuesta.  Por suerte del venado no chupó los pies, porque sería un venado enveneado.  Mal chiste, lo se, pero es el único que tengo.  (Chistes sobre el venado chupando otras partes del cuerpo son muy obvios y de muy mal gusto)

Cuando se acabó la sal, el venado jaló, y nosotros también, unos 16 km de asfalto para llegar a Tambor, donde terminamos de enmaltarnos, comimos y analizamos la ruta.  La conclusión fue que es innecesario organizar una recreativa si toda la ruta es por calle principal, la mayor parte por asfalto y el resto por lastre en demasiado buen estado.  La ruta de Jicaral a Tambor realmente es bastante aburrida, vale la pena hacerla si es para llegar a algun lado bonito o interesante, y según mi humilde opinión hay mejores lugares que Tambor.  Pero bueno, el atajo por Curú salvó el día, y se hizo un poco de ejercicio con buena compañía.  No obstante, sugeriría cambiar la ruta para la próxima edición; si quieren salir de Jicaral tal vez sería mejor ir el primer día por dentro (y no toda la ruta por la calle principal) hasta Coyote o Sta. Teresa, y el  segundo día irse o por la ruta del Guanaride o por Mal País - Cabuya hasta Paquera (ya que el ferry de Naranjo estaba repleto cuando llegamos; tuvimos que ir por el puente).   En cuanto a la organización del evento no hay quejas;  la salida decentemente puntual, suficiente asistencia, un muy buen toque era que tenían mecánicos que andaban por la ruta, y la señalización, pues no hizo falta ya que todo era por calle.  En resumen, bien hecho, muchachos, pero busquen una ruta más interesante para la próxima.
Buscando rutas alternas en el mapa del doc.  Difícil, ya que ni la calle principal estaba en el mapa.





Domingo 02.05: Tambor - Montezuma - Mal País - Coyote
Distancia: 69 km
Pedaleo: 3:45 horas
Promedio: 18.3 km/h

Si la primera noche habíamos dormido poco, la segunda lo recuperamos con creces.  Yo me desmayé a las 4 de la tarde, y a las 6 de la mañana me desperté, suficientemente descansado.  Un desperdicio de una gran oportunidad para enfiestarse, pero bueno, más fiestas se perdieron en el diluvio.  

Como no ibamos a seguir con la recreativa, nos preparamos con mucha tranquilidad, tanto así que no salimos hasta las 8.30, una hora y media después de la salida del resto de la gente.  No obstante, antes de llegar a Cóbano nos topamos con un rezagado, bien tostado el pobre.  En Cóbano, en vez de seguir la ruta oficial (otra vez por calle) hasta Sta. Teresa, doblamos hacia Montezuma, donde se realizó la primera parada técnica, con manzanas y maltas.  

Luego seguimos hasta Cóbano, y ahí es donde empieza la diversión; una parte de unos 7 km para llegar a Mal País, primero una colección de cuestas que es de lo más bello que hay.  El calor de la zona (y del mediodía) combina perfectamente con lo inclinado de las cuestas para producir un tostazón ejemplar.  Además es como si la montaña se burlara de uno; se ve el final de la cuesta y hace un esfuerzo para llegar, solo para darse cuenta que hay otra cuesta igual o peor inmediatamente después.  Juanpa, quien fue el que había sugerido irse por esta ruta, solucionó el problema de la manera más inteligente, montandose al carro escoba antes de la primera cuesta, y bajandose después de la última.  

Huevón.

Ya en Sta. Teresa, la segunda parada técnica, luego de semejantes cuestas sentíamos un peligrosísimo déficit de malta, por lo que el nutricionista del grupo ordenó doble dósis en la playa.  De ahí a Manzanillo, nada extraño; lastre y plano hasta llegar a la playa.  Esa parte estuvo cansada por lo suave de la arena, después seguía una parte con un par de ríos y algo de barro, y finalmente unos kilometros de columpios hasta Punta Coyote.  Sin embargo, no llegamos a Punta Coyote en el primer intento, sino que nos equivocamos y terminamos en Playa Caletas.  Juanpa se adelantó, y cuando los demás llegamos, él era apenas un puntito en el horizonte; se había mandado por la playa con la cleta al hombro, buscando un atajo para no tener que hacer los últimos 3 km por calle.  Lo esperamos un buen rato, hasta que pareció lógico que había encontrado el atajo, y Memo y yo nos devolvimos mientras el Doc optó por hacer la última parte en carro escoba.  A los 10 minutos recibimos una llamada de Juanpa, se había quedado atrapado por la marea; agua por todo lado, tiburones, sirenas, piratas, algas.  De alguna manera salió, probablemente hizo un pacto con el diablo, porque de repente apareció mágicamente, en el cajón del carro escoba.  

Apenas tuvimos tiempo para reponer una miseria de maltas; había que coger el ferry que salía de Naranjo, y unos 2 minutos después habíamos cruzado toda la península, solo para darnos cuenta que el ferry estaba repleto de ciclistas y sus carros.  Ni modo, nos fuimos por el puente, y llegamos a Heredia a las 10 de la noche, cansados pero felices con 136 km en las piernas  y toda la autopista en las nalgas, y hasta la próxima aventura ciclística.

2 comentarios:

  1. Definitivamente el Agua no es mi elemento!!!...

    JP

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  2. Lo mismo digo,, de EL SOOOOOOLLLLLL!!!!!

    R/.-

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