Me fui de paracaidista al ride que organizó un grupo de desconocidos de Ciudad Colón; el punto de encuentro era "la oficina de Multiservicios Facsimil en Ciudad Colón", muy famoso en la comunidad noruega en Heredia, aún así tuve que dar algunas vueltas para encontrarlo. Llegué a las 6:07, la salida estaba programada para las 6:00, y resulta que los nueve ticos puntuales que existen en este mundo se habían reunido en Multiservicios Facsimil ese día, y habían salido a las 6:00. Como mi querida esposa se había levantado a una hora tan indecente para llevarme desde Heredia, no quería que fuera en vano, por lo que le pedí que me dejara en el centro de Ciudad Colón, con el plan de buscar alguna manera de llegar a Desamparados solito.
Llegando al centro, vimos un grupo de ciclistas a unos 200 metros, subiendo una cuestita. Yo dije que jamás podían ser ellos; parecía un hormiguero o un manicomio, andaban por todo lado en esa cuestita, por lo que tuve la impresión de que se trataba de novatos luchando para subir una cuestita de 30 metros y que difícilmente podrían haber planeado subir el Cerro Salvaje. De repente vi que uno de los integrantes tuvo un aparente problema mecánico que bien pudo explicar un comportamiento tan extraño, y preguntando (con las puertas cerradas por aquello), me confirmaron que efectivamente iban a explorar el cerro.
Arreglado el asunto de la cadena, a lo que vinimos, subimos el resto de la cuestita vigorosamente cuando otro ciclista descubre un problema con su medio de transporte. Esta vez era algo que no tenía remedio, por lo que tuvo que devolverse y buscar otra bici, un total de dos personas se dedicaron a este trabajo mientras los demás empezamos el ride, subiendo por calle. Tristemente, no seguimos hasta Puriscal a comprar unos chicharrones, sino que esperamos a los rezagados; duraron como 5 minutos en llegar.
Ahora sí, a lo que vinimos, una buena bajada por lastre hasta Tabarcia, de ahi seguimos a Palmichal, donde aprovechamos para abastecernos en la última pulpe que hay antes del cerro. Ahí hubo otro desperfecto mecánico, también sin remedio, por lo que perdimos a un soldado ahí en el último baluarte de la civilización.
Yo me apunté a este ride porque tenía esperanza de toparme con una que otra buena cuesta, y se cumplió mi deseo mil veces. Después de Palmichal subimos unos 10 km, algunas cuestas realmente duras, prácticamente no hubo ningún plano. En este tipo de condiciones uno espera que el grupo se va a dividir mucho, que alguien va a tener un infarto a los 100 metros y gatear el resto, pero eso no pasó, todos andabamos de un nivel bastante parecido y las pausas para reagruparse eran cortas.
Y como todo lo que sube tiene que bajar, en este caso tuvo que bajar bastante, todo el mundo se mandó como locos, felices de la vida. Tanto así que seis de los nueve siguieron directo en vez de desviarse hacia Tarbaca, que era la meta original. Nada que hacer, tuvimos que seguirlos, igual valió la pena, porque la bajada es espectacular y casi interminable. Ya reagrupados seguimos la bajada hasta Acosta, con otra parada técnica causada por un par de pinchazos. Al terminar la bajada nos reagrupamos otra vez, solo que faltaba uno, no llegaba y no llegaba, ni caminando hubiera durado tanto. Se nos hace evidente que algo tiene que haber pasado, y uno de los compas dice que "yo le ayudé a cambiar la llanta, pero no creo que le puse el freno después".
Ay charita.
Volvimos a subir por donde veníamos, revisando los guindos por chatarras y restos humanos. Cuando finalmente encontramos al accidentado, resulta que efectivamente nunca había puesto el freno. Por dicha no pasó a más, ya que se le estallaron las dos llantas apenas se montó a la bici y nunca alcanzó una velocidad digna de frenar.
Después de la bajada siguió una cuesta bastante dura para llegar al centro de Acosta, ahí vimos a uno de los compas jalando en taxi con la cleta, sonriendo como si se hubiera ganado la lotería. Ahí dejé al grupo para ir a San Rafael Arriba, una cuesta de asfalto de unos 15 km con diluvio incluido, luego la bajada sabrosona hasta San Rafa.
Yo hice unos 60 km, 34 de los cuales entre Ciudad Colón y Acosta, los que se devolvieron a Ciudad Colón hicieron 75 km en 9 horas según fuentes de la zona. Aunque no suena excesivo, la calidad de las cuestas hace que este ride es bastante duro, y la bajada a Acosta tampoco es como para ponerse a leer el periódico mientras tanto.
En fin, fue uno de los mejores rides que he hecho, ya estoy haciendo números para hacerlo otra vez, ojalá sin neblina, y seguir hasta Parrita; más duro imposible, sería hacerlo al revéz.
Llegando al centro, vimos un grupo de ciclistas a unos 200 metros, subiendo una cuestita. Yo dije que jamás podían ser ellos; parecía un hormiguero o un manicomio, andaban por todo lado en esa cuestita, por lo que tuve la impresión de que se trataba de novatos luchando para subir una cuestita de 30 metros y que difícilmente podrían haber planeado subir el Cerro Salvaje. De repente vi que uno de los integrantes tuvo un aparente problema mecánico que bien pudo explicar un comportamiento tan extraño, y preguntando (con las puertas cerradas por aquello), me confirmaron que efectivamente iban a explorar el cerro.
Arreglado el asunto de la cadena, a lo que vinimos, subimos el resto de la cuestita vigorosamente cuando otro ciclista descubre un problema con su medio de transporte. Esta vez era algo que no tenía remedio, por lo que tuvo que devolverse y buscar otra bici, un total de dos personas se dedicaron a este trabajo mientras los demás empezamos el ride, subiendo por calle. Tristemente, no seguimos hasta Puriscal a comprar unos chicharrones, sino que esperamos a los rezagados; duraron como 5 minutos en llegar.
Ahora sí, a lo que vinimos, una buena bajada por lastre hasta Tabarcia, de ahi seguimos a Palmichal, donde aprovechamos para abastecernos en la última pulpe que hay antes del cerro. Ahí hubo otro desperfecto mecánico, también sin remedio, por lo que perdimos a un soldado ahí en el último baluarte de la civilización.
Yo me apunté a este ride porque tenía esperanza de toparme con una que otra buena cuesta, y se cumplió mi deseo mil veces. Después de Palmichal subimos unos 10 km, algunas cuestas realmente duras, prácticamente no hubo ningún plano. En este tipo de condiciones uno espera que el grupo se va a dividir mucho, que alguien va a tener un infarto a los 100 metros y gatear el resto, pero eso no pasó, todos andabamos de un nivel bastante parecido y las pausas para reagruparse eran cortas.
Y como todo lo que sube tiene que bajar, en este caso tuvo que bajar bastante, todo el mundo se mandó como locos, felices de la vida. Tanto así que seis de los nueve siguieron directo en vez de desviarse hacia Tarbaca, que era la meta original. Nada que hacer, tuvimos que seguirlos, igual valió la pena, porque la bajada es espectacular y casi interminable. Ya reagrupados seguimos la bajada hasta Acosta, con otra parada técnica causada por un par de pinchazos. Al terminar la bajada nos reagrupamos otra vez, solo que faltaba uno, no llegaba y no llegaba, ni caminando hubiera durado tanto. Se nos hace evidente que algo tiene que haber pasado, y uno de los compas dice que "yo le ayudé a cambiar la llanta, pero no creo que le puse el freno después".
Ay charita.
Volvimos a subir por donde veníamos, revisando los guindos por chatarras y restos humanos. Cuando finalmente encontramos al accidentado, resulta que efectivamente nunca había puesto el freno. Por dicha no pasó a más, ya que se le estallaron las dos llantas apenas se montó a la bici y nunca alcanzó una velocidad digna de frenar.
Después de la bajada siguió una cuesta bastante dura para llegar al centro de Acosta, ahí vimos a uno de los compas jalando en taxi con la cleta, sonriendo como si se hubiera ganado la lotería. Ahí dejé al grupo para ir a San Rafael Arriba, una cuesta de asfalto de unos 15 km con diluvio incluido, luego la bajada sabrosona hasta San Rafa.
Yo hice unos 60 km, 34 de los cuales entre Ciudad Colón y Acosta, los que se devolvieron a Ciudad Colón hicieron 75 km en 9 horas según fuentes de la zona. Aunque no suena excesivo, la calidad de las cuestas hace que este ride es bastante duro, y la bajada a Acosta tampoco es como para ponerse a leer el periódico mientras tanto.
En fin, fue uno de los mejores rides que he hecho, ya estoy haciendo números para hacerlo otra vez, ojalá sin neblina, y seguir hasta Parrita; más duro imposible, sería hacerlo al revéz.
Que buen relato y toda su impresion del ride.
ResponderEliminarFue un placer su compañia.
Como viste yo lo hice en moto y son com 75 k.
Lo estoy planeando hacer para el 29 de nov 09.
Cuando uno llega al desvio que se llama Caragral hay que seguir subiendo como 12 k pero es un poco mas suave que Salvaje.Ahi le informo.
Increible ruta, la parte de la neblina fue la que mas me gusto.....
ResponderEliminarSaludos desde Ecuador
Frank.
www.hlg-ciclismo-de-montana.blogspot.com
Hasta ahora veo este relato, muy bueno.
ResponderEliminarLastima que fui el ultimo en abandonar el barco.
Ahora conozco por ahí otra ruta , cuando quiera puede venir.