Crónica de los lunes, redactado por nuestro corresponsal en la Zona, Ale:
Señores, un ride para recordar.
Nos hicimos presentes a la cita sabatina los siguientes élites pura tuza: Johnny, Svein, Orozco, Roberto, Christian, Kenneth, Máx, Pepe, primo de Johnny, Juan Carlos, Daniel (sin casco, guantes y frenos delanteros, o sea iba chingo) y este papucho.
Jalamos a hacer una doble a Atenas, pero ante semejante espectáculo que me encontré cuando llegué, se me paró el pelo, de ver a esa criatura desprovisto de lo más mínimo para la práctica decente del ciclísmo. Quiero aclarar que Máx invitó a Juan Carlos y este a su vez invitó, que digo invitó.... embarcó al pobre chamaco de Daniel, como no soy quién para impedirle a una persona que vaya con nosotros, ni modo, a sabiendas que no iba a aguantar el ride y nos iba a atrasar,. También quiero destacar que de alguna manera todos empezamos parecido, con un portón y sin ninguna experiencia, créanlo o no, a este carajillo nunca en su vida se le va a olvidar esta travesía.
Ya listos, a lo que vinimos; nos enrumbamos hacia Atenas. Al llegar al Roble casi hay una fatalidad, pues resulta que Daniel al llegar al cruce no hace el alto y estuvo a punto de ser atropellado por un carro, que gracias a la pericia del conductor no estamos lamentando una muerte de un muchachito de 14 años. Yo lo iba a devolver, pero el Negro me quitó el impulso, después de semejante susto, continuamos hasta Turrúcares. Aquí la 1 parada oficial para reabastecernos y Roberto aprovechó y se mandó un gallo de chicharrón hasta que le bajaba el mantequero por el brazo... es como un chancho ciego, se manda cualquier vara.
Ahora sí, todo mundo con su bananito y su manzanita, parecíamos carajillos de escuela rumbo a Atenas, llegamos a Río Grande y empieza lo bueno; el trepón. Cuando llegamos a lo más alto, esperamos a los rezagados y -oh sorpresa- llegaron todos menos Daniel, al rato aparece a pata, con el pedal en la mano y ahora qué hacemos en ese arrabal donde estabamos, diay no hubo más que ponerse a hacer las de MacGyver, con un plástico e ingenio resolvimos el problema mientras tanto lograbamos llegar a Atenas, aquí haciamos la 2 parada técnica. Máx muy amablemente se llevó al chamaco a un ciclo y le compró un juego de centro de segunda.
Mientras todo esto sucedía, al playito de Pepe se le estallaron las 2 llantas, eso le pasa por payaso; se pone a subir las gradas del mercado y como está gordo, ese es el resultado final y no es nada; saca el neumático y valían más los parches que el neumático, y la historia no acaba ahí, gastó todos los parches y la solución tratando de repararlo y no le quedó más que comprar uno nuevo, en este suplicio perdimos más de 1 hora, un atraso más, ya listos, cuando vemos al chamaco salir con una bolsa plástica guindando en la manivela, donde traía todo el tilichero que le había sobrado.
Bueno, ni modo, a seguir volando pedal. Ya de regreso, para aumentar la adrenalina, pasamos por el puente ferroviario de Río Grande, aquí a más de uno se les frunció el asterisco, cortaron clavos con la parte más baja de la espalda, por dicha que esta parte del cuerpo no tiene dientes, porque si no habrían llegado al otro lado con la pantaloneta llena de huecos. Aquí otra vez se hace presente la desgracia del chamaco, se le revienta la bolsa de los tiliches y se le va al guindo, no quedó más que hacer un descenso a rapel, para recuperar el regalo que le había hecho Máx.
Considero que por un día era suficiente de tanta mala suerte, así que continuamos, tocamos asfalto y se desató la jauría, jalonazos iban y venían de parte de los más entrenados, los demás a la expectativa. En Turrúcares no hubo parada, hasta Ciruelas para reagruparnos. A estas alturas ya más de uno venía tostadón y no fue hasta que llegamos a Ojo de Agua que el chamaco no pudo más y llamó a la casa para que le mandaran la grúa, los demás continuamos, y de nuevo los jalonazos fuertes de parte de los que venían en mejores condiciones, yo por mi parte perdí rueda antes de Intel, los de adelante -según la información dada por una fuente no muy confiable- se empezaron a quedar uno a uno; el único que le aguantó a Pepe fue Juan Carlos, el chamaco nuevo. El primo de Johnny se quedó por Intel dizque ahí vivian los suegros, Máx se desvió en el túnel de la Firestone, yo aguanté al Negro en San Joaquín, ya la historia estaba escrita, llegando a Heredia cansados, pero felices con 70 km, y hasta la próx aventura ciclística.
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